La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ofrece una serie de consejos para el diseño de espacios educativos. Descubre algunos de ellos y cómo se han puesto en práctica.
Los espacios educativos son herramientas de formación. Esta es la conclusión de la “Guía de diseño de espacios educativos”, desarrollada por la Unesco.
Desde hace unos años se ha resaltado la relación entre el diseño de los espacios y el aprendizaje. Así lo ha demostrado un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Según la investigación, los estudiantes que asisten a centros educativos con mejores condiciones de infraestructura y de diseño de espacio se interesan más por asistir a clases que aquellos que van a instalaciones donde no hay atractivos adicionales más allá del salón de clases y los pupitres.
En Suecia, por ejemplo, el cambio arquitectónico de un centro educativo hizo que los estudiantes se sintieran más libres, de acuerdo con un reportaje de WISE Channel. Los estudiantes aseguran que ya no se sienten atrapados, que se concentran mucho más y que, además, ya no pasan el tiempo pensando cuándo se van a ir a casa.
¿Qué tienen de particular estos nuevos espacios? ¿Cómo son los centros educativos del mundo que más destacan por su arquitectura? La Unesco ofrece algunos lineamientos. Conoce algunos de estos consejos y cómo se han puesto en práctica.
1. Crear espacios con entrada de luz natural
En los últimos tiempos los diseños de oficinas han propiciado la entrada de luz natural porque mejora la productividad. Lo mismo sucede en los centros de educación.
Según el “Estudio sobre la influencia de la iluminación en el rendimiento escolar”, de la Universidad de Nebrija, en España, los niños que reciben clases en instalaciones sin luz natural pueden sufrir alteraciones del patrón básico hormonal, lo que influye no solo en su capacidad para concentrarse, sino también para cooperar. La falta de luz natural puede llegar a afectar también el crecimiento de los pequeños.
Según Teresa Chiurazzi, arquitecta argentina especialista en diseño de escuelas, la luz natural favorece la experiencia educativa. Ella diferencia entre las direcciones de donde proviene la luz: la que viene del sur es la más provechosa, porque no produce reflejos, mientras que la luz del oeste es calurosa y perturbadora porque es horizontal.
El colegio Tarbut, en Belgrano, Argentina, es un ejemplo de cómo se puede aprovechar la luz natural en los espacios educativos. Según señala Ioram Amsel, el arquitecto del estudio ABV que realizó el proyecto, la iluminación se dispuso según las necesidades de cada ambiente: las aulas se han ubicado hacia el patio exterior o hacia la calle, desde donde reciben la luz necesaria.
2. Áreas de estudios multiusos
Otro de los consejos de la Unesco es incorporar áreas de estudios multiusos. Este tipo de espacios permite que los estudiantes se vinculen no solo con otros compañeros, sino con su entorno. El objetivo es hacer de la escuela un espacio más flexible que favorezca el trabajo en equipo.
En Finlandia, donde tienen uno de los mejores sistemas educativos del mundo, los tradicionales salones cerrados han sido transformados en espacios interconectados y de usos múltiples, que se unen con otros por paredes de cristal y divisiones móviles. De hecho, no existe una clara distinción entre los pasillos y las aulas, según el jefe de arquitectos de la Agencia Nacional de Educación de Finlandia, Reino Tapaninen.
Si bien la Unesco no propone salones de clases completamente abiertos, sí señala la necesidad de que existan áreas de actividades generales que permitan una distribución más libre del espacio y que favorezcan el trabajo en grupo. Según la organización, el mejor diseño es uno que permita la enseñanza flexible.
Este es también el objetivo de las escuelas en Finlandia: tener espacios en los que tanto profesores como alumnos puedan elegir el espacio más adecuado para realizar sus actividades, individuales o grupales. De acuerdo con lo explicado por Raila Oksanen, consultora de la firma finlandesa FCG, a BBC Mundo, no se trata de crear espacios completamente abiertos, sino en tener áreas de estudios flexibles y modificables.
3. Mobiliario acorde a cada área
No solo la infraestructura escolar es esencial para el desempeño de los estudiantes. También lo es el mobiliario.
Para la Unesco lo esencial del mobiliario escolar es que responda a las exigencias de cada espacio: sillas y mesas para los salones de clases, así como pizarras y módulos para guardar útiles escolares; y bancas, sillones y muebles para equipos en las áreas comunes, entre otros elementos.
Es fundamental que el mobiliario sea ergonómico y cómodo, para que contribuya con la salud y el bienestar de los estudiantes y con el desempeño de las actividades pedagógicas, recreativas y de descanso. En el colegio School 01, en los Países Bajos, por ejemplo, existen salas multiusos en donde los muebles que se han incluido no solo están diseñados para estudiar como en las escuelas tradicionales, sino también para pasar el rato e incluso, acostarse.
Hoy en las escuelas más modernas del mundo los pupitres tradicionales han sido sustituidos por muebles ajustables, sofás y pufs. La holandesa Rosan Bosch, autora del libro Diseñar un mundo mejor empieza en la escuela, propone crear grandes salones con mobiliario colorido y de formas curvas que inviten a compartir ideas y a estimular el pensamiento crítico.
4. Incorporar espacios recreativos
Los espacios recreativos son sitios intermedios entre las aulas y los ambientes exteriores, necesarios para actividades como la sociabilización, la lectura o las exposiciones. Además, permiten desarrollar actividades complementarias de entretenimiento; por ejemplo, jugar ajedrez o ping pong, o pintar.
Estos espacios son muy populares. De hecho, una de las propuestas de Rosan Bosch es un entorno llamado “Manos a la obra“, en el que se le da especial atención a las actividades recreativas. Según su criterio, es fundamental vincular el entorno físico y las actividades lúdicas, pues muchos niños aprenden mejor cuando se combinan experiencias.
Un ejemplo es la escuela Ritaharju, en Finlandia, que posee un centro comunitario con mesas de ping pong y de billar, en el que los estudiantes pueden pasar un rato agradable.
5. Espacios al aire libre
En el diseño de las escuelas tampoco deben faltar los espacios al aire libre. Según la Unesco, estos espacios, además de utilizarse para la recreación, deben ser también lugares de enseñanza. Estas zonas permiten que los estudiantes tengan contacto con el mundo exterior, y en esa interacción es también posible aprender.
Un ejemplo es el centro educativo Daugherty Elementary en Estados Unidos, diseñado por la firma de arquitectura Corgan. Los arquitectos crearon un patio de aprendizaje que incluye diversas zonas educativas. En el pavimento, por ejemplo, han colocado huellas de fósiles hallados en Texas.
En una entrevista al portal Edutopia los arquitectos de cuatro firmas estadounidenses hablaron sobre los espacios de aprendizaje ideales; entre ellos, destacaron los dedicados a actividades al aire libre, esenciales para facilitar el aprendizaje.
En la Escuela Primaria Annie Purl, en Texas, por ejemplo, existe un espacio al aire libre: un salón multipropósito utilizado para jugar, para realizar actividades colaborativas, para enseñar e, incluso, para hacer experimentos científicos.
En definitiva, la arquitectura moderna es una pieza clave para el aprendizaje. Por ello, es fundamental prestar mucha atención al diseño de cada espacio educativo. Afortunadamente, el diseño de los centros educativos se ha transformado en los últimos años para adaptarse a los nuevos métodos de enseñanza